martes

El Rincón del Cómic Mutante

El último gran viaje de Olivier Duveau ( Jali, 2009 )


Si algo nos caracteriza a los miembros de Un lugar llamado deseo es el fanatismo empedernido. Desde John Ford a Federico Fellini, pasando por Alfred Hitchcock, Walt Disney, Kylie Minogue, Pet Shop Boys, las pelis de terror, los clips de Playmobil, la editorial Valdemar, la casa Marvel, la librería La Central o el chismorreo semanal, nuestra lista de fetichismos es generosa. Entre nuestros vicios más queridos se encuentra la editorial Astiberri y su catálogo jugoso.

Perla de ese catálogo es “El último gran viaje de Olivier Duveau”, la última obra publicada por el autor pamplonés Jali. Se trata de un gran viaje, como advierte el título: el que vive Olivier Duveau, un peculiar personaje que, desde la cuna a la tumba, sueña con alcanzar las estrellas y el no menos intenso viaje en el que se ve metido el lector, que acabará boquiabierto por la generosa imaginación del autor. Se trata de una historia tan apasionante y está dibujada con tanto ardor que la sombra del poñoñismo ilustrado, acechadora de algún bocadillo, se disipa fácilmente.

“El último gran viaje de Olivier Duveau” se recordará por su capacidad alquímica de conmover y por la sorpresa final que incluye, la historia corta “El niño con más fuerza del mundo”, hecha de pocas páginas tan rotundas como memorables.


Otra historia surrealista
con firma de gran artista
leída y disfrutada por

Lord Velasco

(de gusto sencillo)

domingo

Sounds of the Universe ( Depeche Mode, 2009)

19 años no son nada cuando se es una secuoya milenaria, pero son una eternidad cuando eres un fan de Depeche Mode. Porque una eternidad es lo que ha transcurrido desde aquel lejanísimo 1990 en el que publicaron el que probablemente sea su mejor disco y uno de los más importantes del género de la música electrónica: me refiero a esa maravilla titulada "Violator". A partir de ahí vinieron cuatro discos irregulares y una docena de grandes canciones ("In your room", "It´s not good", "Home", "Precious",...) que me permitieron transitar por el semidesierto creativo de la banda con mi fe en ellos intacta.

Porque 19 años es lo que han tardado Depeche Mode en publicar un disco a la altura de lo que de ellos se espera. Y no es que esté a la altura de sus grandes trabajos pero, desde luego, de lo que no cabe duda es que "Sounds of the Universe" es un disco buenísimo. Buenísimo porque no tiene ninguna canción mala, aunque las tres compuestas por Dave Gahan ("Hole to feed", "Come back" y "Miles away / The truth is") se acercan peligrosamente al abismo. Buenísimo porque no tiene ningún tema sobresaliente que haga parecer peores al resto de canciones. Buenísimo también porque es un disco tan regular que hace que las canciones fluyan a través de él como si de un único tema se tratase. Y porque el bloque formado por "Wrong","Fragile tension", "Little soul", "In sympathy" y "Peace" es una exhibición de sintetizadores analógicos, samplers y efectos de voz, que no hace más que constatar que Depeche Mode siguen estando en la vanguardia de la música electrónica.

A pesar de que el uso predominante de instrumentos analógicos hace que el disco tenga una sonoridad cercana a la música electrónica de los setenta y primeros ochenta, con un toque entre psicodélico y metálico, el primer single de "Sounds of the Universe", "Wrong" suena más cercano al rock industrial que tan bien dominan y nos retrotrae a su mejor etapa de los 80´s, de hecho recuerda bastante a "A question of time" pero más lenta. El vídeoclip, de factura impecable, también sigue la linea de otros anteriores, coche incluido (sólo recuerdo un par de vídeos del grupo donde no salga un coche) y te deja con ganas de tirarte por la ventana después de ver el final. Podríamos pedirles un poquito más de alegría, pero entonces ya no serían Depeche Mode.



Otro discazo recomendado

por tu amante sado

Pepe Lucón

(más asado que sado)

sábado

El Rincón del Cinéfilo Caliente

The International: Dinero en la sombra (Tom Tykwer, 2009)

Comienza la función. Como si de un prestidigitador se tratase, la penetrante mirada de Clive Owen se clava en el espectador. Los mismos ojazos verdes que te sostienen la mirada justo antes del epílogo de los títulos de crédito. Entre ambos gestos, el mejor thriller de acción desde El ultimátum de Bourne. Dos horas de trama trepidante, casting perfecto y buen guión. Para disfrutarla a tope siempre y cuando tus compañeros de sala recuerden que están en un cine y cierren el pico, cosa cada vez más improbable.

Louis Salinger, el agente de la Interpol con nombre de resonancias literarias al que da vida Owen, está decidido a llevar ante la justicia al quinto banco más importante del mundo. Tarea complicada cuando todo aquel que se interpone en sus negocios es convenientemente eliminado y sólo cuentas con la ayuda de una tenaz Fiscal de Distrito (Naomi Watts) y los pocos policías que estén dispuestos a jugarse el puesto para echarte una mano. Si empresas como Massive Dynamics (Fringe) hacen que se te erice el bello de la nuca, espera a ver la miríada de actividades ilegales que esconde tras sus oficinas de diseño el International Bank of Business and Credit (IBBC), cuyos tentáculos se extienden por medio mundo. Su culpabilidad es flagrante, pero he aquí el dilema, ¿Puede un hombre honrado enfrentarse a una corporación millonaria en una sociedad en la que el dinero pesa más que la justicia?


La sólida realización de Tom Tykwer (Corre, Lola, corre, El perfume) y, sobre todo, el talento de Clive Owen consiguen que el espectador no se pierda por los vericuetos de una enrevesada trama que tiene pocas escenas de acción espectacular –como la que acontece en el museo Guggenheim de Nueva York-, pero que es capaz de mantener la tensión hasta el final. Lo único negativo viene cuando tras el visionado del film, tal y como está el patio, te preguntas si lo único ficticio del guión de Eric Warren Singer no será precisamente la existencia del héroe protagonista.




Otra película entretenida

recomendada por vuestra amiga

Pussy Deluxe

(vestida para espiar)

lunes

El Rincón del Cinéfilo Caliente

DÉJAME ENTRAR (Tomas Alfredson, 2008)

Sin duda, la mejor película de vampiros que yo haya visto desde que Abel Ferrara pusiera a una doctoranda en Nietzsche a pegar mordiscos por Nueva York. “Déjame entrar” no se acoge ni al canon ni a la fuga sino que mezcla con habilidad los dos: por un lado, respeta el mito del vampirismo transmitido por la literatura y el cine pero lejos de recurrir a la cita o a la enésima revisión de los clásicos propone una renovación del mismo sin caer en la petardez.

Hay vampiros de verano y vampiros de invierno. Los vampiros de verano destacan por su glamour, por la capa carmesí que arrastran, por la forma en que sudan y jadean, por la manera en que enseñan los colmillos y por la satisfacción con que los clavan. Los vampiros de invierno, en cambio, no parecen disfrutar con su condición de criaturas de la noche. Antes bien, parecen resignados a sufrirla. Viven con la muerte de los demás y desde la soledad de sí mismos. Eli, la pequeña vampira de “Déjame entrar” (nada que ver con la creación de Angela Sommer-Bodenburg), es la vampira más glacial que haya pisado nunca una pantalla.

Dirigida por Tomas Alfredson a partir de una novela de John Ajvide Lindqvist, “Déjame entrar” es la película que mejor ha tratado el tema de la soledad del vampiro. Parece ser que ese fue el aspecto que más llamó la atención de Alfredson junto a la descripción del protagonista: introvertido, timorato, acosado por sus compañeros de escuela, hijo de divorciados y vecino de un barrio de Estocolmo sobre el que no deja de caer la nieve y la tristeza, Oskar es un adolescente que se siente atraído por su enigmática vecina. Son dos seres que se reconocen en su hiriente soledad. Alfredson transmite admirablemente la tristeza que les envuelve.


A veces hace falta una mirada ajena para ver con claridad. A pesar de que, según sus propias palabras, nunca ha mostrado el menor interés por el género fantástico, Tomas Alfredson no se muestra menos habilidoso a la hora de filmar las escenas de terror que a la hora de plasmar con convicción los elementos que más le atrajeron de la novela de Linqvist, desde el tema del acoso escolar a la descripción de un entorno social degradado. Alfredson filma las escenas violentas con una austeridad brutal. Con frecuencia, mantiene la cámara estática y a una larga distancia de los personajes. Y esa larga distancia, junto al inmovilismo del plano, hace que la violencia se convierta en insoportable.



Otra excelente película de vampiros
recomendada por

Lord Velasco

(vampiro de medio pelo)

domingo

Clásicos de Hoy y de Siempre

Fantástica Serie B


He aquí dos peliculitas que jamás figurarán en ninguna antología del género fantástico pero que disfrutan de un pequeño nombre entre los aficionados por tratarse de dos auténticas anomalías cinematográficas en el contexto de la época que se realizaron. Me refiero a los primeros años 80. Por aquella época los modelos a imitar eran otros: o bien la superproducción de ciencia ficción que habían puesto de moda George Lucas y Steven Spielberg o bien el cine de psicokillers que buscaba repetir los éxitos de, entre otras, “La matanza de Texas”, “La noche de Halloween” y “Viernes 13”. Es decir, la serie A miraba a la ciencia ficción y la serie B tiraba de la casquería.

“Q. La serpiente voladora” y “Muertos y enterrados” son dos muestras de cine pequeño pero de imaginación regocijante.

La primera, de bello título, fue dirigida por Larry Cohen en 1982. Posiblemente se trate de su película más duradera, una inesperada bizarría sobre la aparición del dios azteca Quetzacoatl que, bajo la piel de un reptil volador, siembra el pánico entre los habitantes de Nueva York a los que gustosamente se zampa. Como en todo film de bajo presupuesto, la acción se mete en el ajo al momento. Y, aunque los personajes son un poco penosos, las imágenes del bicharraco sobrevolando Nueva York se clavan en la retina. Tienen el encanto mágico de las criaturas de Ray Harryhausen.

Aparentemente menos vistosa pero de guión mucho más interesante es la película que Gary Sherman dirigió en 1981 con el título, asimismo bello, de “Muertos y enterrados”. El libreto fue escrito por Dan O’Bannon y Ronald Shusett, espléndido tándem de guionistas que acababa de firmar la inolvidable “Alien” y que, también por aquellas fechas, ultimaba la escritura de una película que tardaría casi una década en ver la luz: “Desafío total”. O’Bannon y Shusett se sacaron de la manga un relato apasionante ambientado en un pueblo atestado de zombis en una época en la que los muertos vivientes, cinematográficamente hablando y dejando aparte la cabezonería de George Romero, llevaban años enterrados en el olvido. Aquí se desentierran con discreción y elegancia –nada que ver con el triperío habitual- y traen consigo una memorable pirueta de guión que, muchísimos años después, sería recordada por el Shyamalan de “El sexto sentido” y el Amenábar de “Los otros”.

Otra muestra de arqueología cinéfila

sin base científica

a cargo de

Lord Velasco

(de estirpe artística)

viernes

Pásame el mando


The No 1 Ladies Detective Agency


No conduce un Ferrari ni vive en Hawai, como hacía Magnum. Ni tiene el cinismo ni la penetrante mirada azul del Harper al que daba vida Paul Newman. Ni tiene la lengua afilada y el corazón proclive a ayudar a enigmáticas damas en apuros como le ocurría a Sam Spade. Mma Precious Ramotswe es negra, de silueta oronda y vive en África. Pero tiene algo en común con todos los varones anteriores, ella también es detective privado. De hecho, Mma Ramotswe es la única mujer detective de Botswana y regenta la 1ª Agencia de Mujeres Detectives en su capital, Gaborone. Un negocio que fundó con lo que obtuvo con la venta del ganado de su padre. No posee más que un coche destartalado, una vieja máquina de escribir, dos escritorios, un teléfono, una tetera y tres tazas: una para ella, otra para su secretaria y una tercera para el cliente. Pero armada de buen humor, intuición e inteligencia está dispuesta a ayudar a sus clientes a resolver los misterios que surgen en sus vidas.

Esa es la premisa de la nueva serie de la HBO (cadena a la que nunca estaremos suficientemente agradecidos), The No. 1 Ladies Detective Agency, que fue también el último proyecto de los ya fallecidos Sidney Pollack y Anthony Minghella (ambos productores ejecutivos y el segundo, además, director del capítulo piloto). La serie, que consta de seis capítulos de 60 minutos cada uno, es la adaptación televisiva de la saga de novelas escritas por Alexander McCall Smith y que en España han sido editadas por Punto de lectura.

Sólo he visto los dos primeros capítulos y la serie está bastante bien pero no mata. Aunque es difícil estar a la altura de las obras a los que nos tiene acostumbrados la HBO (Los Soprano, The wire, A dos metros bajo tierra, In treatment, True blood). Lo mejor es el cambio de paisaje. Se agradece dejar la típica ciudad estadounidense para explorar las polvorientas carreteras, los concurridos mercados y, sobre todo, las distintas costumbres de unas gentes y una cultura que nos son desconocidas. Aquí, si un hombre desaparece es más probable que se lo haya comido un cocodrilo que que haya caído en manos de unos secuestradores, para que os hagáis una idea. Así que las aventuras de Mma Ramotswe, que interpreta la ganadora de un Grammy Jill Scott, pueden servir para olvidarnos de tanto C.S.I. y descubrir cómo se hacen las cosas por otros lares.

Otra novedosa serie feminista
que nos trae nuestra dura cronista

Pussy Deluxe

(dura y sin armadura)

lunes

Pásame el Mando

"Física o Química", tercera temporada

Los fans de las series de ciencia ficción estamos de enhorabuena: la serie más sorprendente de los últimos tiempos regresa a las pantallas. Sí, queridos amigos, cuando todavía no nos habíamos sobrepuesto a los espeluznantes hechos con los que terminó la segunda temporada, Antena3 ha decidido poner fin a esta semana Santa de pasión y agua con la emisión del primer capítulo de la tercera temporada de "Física o Química", metáfora nada sutil de ¿follamos o nos drogamos?.

A la momentánea baja de Isaac, que murió en el último capítulo pero que, en vista de la imaginación de los guionistas (yo, de mayor, quiero ser uno de ellos), no me extrañaría que viniese del más allá para tirarse a su profesora de filosofía en plan "Ghost", se unen la de Jan y la, más que probable, de Cova, que dejará el curso a la mitad para irse vete a saber tú dónde. Y eso es lo fascinante de esta serie: cómo, constantemente, los guionistas (¿he dicho ya que los adoro?) se saltan las normas más elementales para el buen funcionamiento de un instituto para adecuar el espacio físico a la trama que están contando: alumnos que entran y salen de clase cuando les da la gana, lavabos de un sexo concurridísimos por alumnos del sexo contrario, directores que expulsan a profesores como si de los dueños del centro se tratasen o alumnos que se matriculan y desmatriculan en mitad de curso como quien decide apuntarse o darse de baja del gimnasio.


Así las cosas y para que la acción no decaiga, esta tercera temporada arranca a lo grande: la directora pariendo en un coche, una agresión racista, un botellón calentón en casa de un alumno, un comentario de texto (¡por fin se les ve currar!), uno que se rapa la cabeza en los lavabos del centro y hasta un mensaje nada subliminal en contra de la piratería y a favor del cine (basura) español. También destacan las nuevas incorporaciones, a cual más extravagante: Violeta, la sobrina de Irene (la profe liada con Isaac) que llega a casa de su tía vestida de payasa (literalmente) y llorando desconsolada porque en su insti no la aceptan tal y como es; Quino, un nuevo alumno, supuestamente guapo, del que se quedan prendados el gay (Fer) y la putilla (Yoli), que es un poco beato y cuya mayor afición es cantar en la iglesia (esto pinta genial); Alma, también nueva alumna, una chica raruna donde las haya, que se dedica a sacar fotos a todo el mundo para inventarse un pasado y a calentarse con todo bicho viviente, sea tío o tía, que esté a menos de dos metros de ella; Lucía, nueva novia de Julio, ex de Cova, que proviene de un colegio de monjas y es una verdadera arpía: homófoba, racista y en constante estado de celo; Berto, el hermano expresidiario de Yoli, que llega al centro para trabajar de camarero en el bar con el fin, más que previsible, de tirarse a alguna profesora (yo apuesto por Blanca, la rubita que sufría vaginismo muy al principio de la serie); Y por último, Martín Agilar, nuevo profesor de tecnología, psicopedagogo y accionista del centro (vamos que no le falta de nada), como además es interesante seguro que alguna madurita profesora se colará por él.

En fin, una buena excusa para pasar un ratito de lo más delirante mientras recuerdas con amargura lo sosos que fueron tus años de formal estudiante.

Otra serie de estudiantes

para mentes delirantes

recomendada por

El Hombre de las Gafas

(eternamente adolescente)

sábado

El Micrófono Caliente del Sádico Indecente

"Junior", Röyksopp

Hacer música electrónica de calidad a la vez que accesible al gran público y bailable sin caer en el chunda chunda es un arte que muy pocos dominan. Los noruegos Röyksopp son uno de ellos y así lo dejan patente en su último disco: "Junior". Si Pet Shop Boys han creado escuela por su maestría a la hora de acercar la música pop a la electrónica, Röyksopp demuestran en "Junior" su virtuosismo para dar a la música electrónica un aire pop.

El pasado mes de marzo, tras cuatro años de silencio, salía a luz su tercer álbum: "Junior", un disco que cuenta con la colaboración en las voces de Karin Dreijer Andersson, Lykke Li y Robyn, tres de las divas más modernis del pop nórdico. Compuesto por 11 temazos, "Junior" se revela como una clase magistral de música electrónica que evoluciona desde los temas más bailables con los que comienza hasta los últimos temas, mucho más tranquilos, sin que en ningún momento se pierda la armonía musical del disco.

Los cuatro primeros temas forman la primera parte del disco: la más bailonga y, para mí, mejor. Temas como "Happy Up There" ,primer single, "The Girl and the Robot", auténtico quemapistas interpretado por Robyn, o "This Must Be It", la mejor canción, interpretada por Karin Dreijer Andersson, hacen que no puedas evitar ponerte a bailar. La segunda parte, algo más tranquila, estaría formada por los cuatro temas siguientes de entre los que destaca "Tricky Tricky", otra vez con voz de Karin Dreijer Andersson. Con "Silver Cruiser" y "Miss It So Much", con Lykke Li , llega la parte más relajada del disco, que acaba subiendo un poco de ritmo gracias a "It´s What I Want", última canción del álbum.

Otro aspecto a destacar de Röyksopp es la calidad y originalidad de sus videclips. Para el de "Happy Up There" han contado con la dirección de Reuben Sutherland, que resucita a los Space Invaders para que invadan la ciudad.




Y como muestra de videoclip genial, os dejo con el del tema "Remind Me" que en 2002 ganó varios premios.



Otra muestra de retórica musical

para que te sientas fatal

pertrechada por

Pepe Lucón

(pertrechado para la ocasión)

viernes

Clásicos de Hoy y de Siempre

Nostalgia, Andrei Tarkovsky (1983)

Tarkovsky consideraba “Nostalgia” como la película que mejor le expresaba. Y lo cierto es que el plano final de esta imborrable película aglutina la mayoría de las obsesiones de su cine: un hombre, sentado en la tierra frente a un pequeño charco, mira directamente a la cámara. A su lado hay un perro. La cámara retrocede en un lentísimo travelling que acaba mostrando un paisaje. La tierra es húmeda, umbría. Empieza a llover a raudales. A lo lejos, hay una casa que está rodeada de los restos de piedra de una edificación (¿religiosa?). Es difícil encontrar en la obra de Tarkovsky un plano que recoja al mismo tiempo tal cantidad de leit motivs (el hombre, el perro, la tierra, el agua, la casa, el paisaje, las ruinas) mostrados, además, bajo las credenciales estéticas del autor de “Stalker”: travelling lento, ralentí imperceptible, color desvaído.


Algún significado tiene que haber detrás de tanta insistencia en los mismos motivos pero lejos de imponer una única lectura -la mía- me interesa apuntar que nadie como Tarkovsky ha filmado el agua con tanta fuerza. De todas sus obsesiones me parece la más atractiva. El agua es omnipresente en su cine. Tarkovsky la convierte en testigo y protagonista del mundo. Con preferencia se trata de lluvia y de aguas poco profundas, como charcos, estanques y riachuelos, corrientes que reflejan la mirada del hombre. En su cine, el agua nunca es pura ni aparece sola: no hay lluvia sin hombres a los que bañe, no hay charco sin hombre que en él se adentre y no hay corriente sin vestigio. El agua remite siempre a la conciencia y al recuerdo. Visto así, ¿resulta extraño que Tarkovsky se sintiera atraído por el océano pensante que Stanislaw Lem describió en “Solaris”?.


¿Qué es la nostalgia para un alma rusa?. La respuesta a esa pregunta la dio Tarkovsky, con la ayuda del magnífico guionista Tonino Guerra, en este film hechizador y apasionante. Un poeta, llamado Andréi Gorchákov, viaja junto a su intérprete por la Italia más misteriosa que nunca se ha visto en el cine: una Italia brumosa y grisácea, siempre encapotada por las nubes y la niebla. Andréi y Eugenia se alojan en el hotel de un pequeño pueblo llamado Bagno Vignoni donde conocen a un singular vecino llamado Domenico. Andréi se siente atraído por él y por el extraño proyecto que le propone. Domenico le dice que, para poder salvar al mundo, debe cruzar la piscina que hay junto al hotel llevando una candela en la mano. Después de una serie de angustiosos sueños sobre su pasado en Rusia, Andréi regresa a Roma con la intención de dejar el país pero allí se entera de que Domenico se ha suicidado. Arrepentido, Andréi vuelve a Bagno Vignoni para cumplir el proyecto. Cuando lo logra, muere.


Es difícil transmitir en un puñado de líneas el poder de conmoción y el lirismo que atesora la cámara de Tarkovsky. Su cine duele. Películas como “Andrei Rublev” y “Stalker” acaban dejando herida. Y aunque “Nostalgia” no está a la altura de ellas tiene un puñado de imágenes imperecederas.


Si las películas de Tarkovsky terminan dejando herida es porque ellas también nacieron de una dolorosa herida. Las dos últimas que dirigió, “Nostalgia” y “Sacrificio”, incluyen dos despedidas y dos dedicatorias: la primera fue rodada en Italia durante el exilio que le alejó de Rusia, de una Rusia que se oponía a su manera de entender el cine, y fue dedicada a su madre. Y en “Sacrificio”, rodada en Suecia con el apoyo económico del actor Erland Josephson, Tarkovsky se despedirá de la vida con unas palabras finales a su hijo que aparecen superpuestas a la única forma de agua que su cámara no había filmado todavía: la del infinito mar.


Otra imprescindible película deprimente

para sufrir amargamente

recomendada por

Lord Velasco

(100% nostálgico, cinéfilo y antidiurético)

miércoles

Biblioteca Básica de Literatura Clásica

“Ardores de agosto”, de Andrea Camilleri (Editorial Salamandra).

“Un hombre que en los tiempos que corren vive en un país civilizado como el nuestro (es un decir), si oye en pleno sueño unos cañonazos, está claro que los confunde con los truenos de un temporal, las tracas de las fiestas del santo patrón o el desplazamiento de unos muebles por parte de esos cabrones del piso de arriba, y sigue durmiendo como si tal cosa. En cambio, el sonido del teléfono, la melodía del móvil, el timbre de la puerta, eso no, ésos son ruidos de llamadas ante las cuales el hombre civilizado (es un decir) no tiene más remedio que emerger de las profundidades del sueño y contestar.”

Así comienza “Ardores de agosto”, de Andrea Camilleri, la decimocuarta entrega que el escritor siciliano (Porto Empedocle, 1925) ha dedicado a su comisario Montalbano. Una novela brillante, como sus predecesoras, no apta para aquellos que no se dignan a leer novelas policíacas por considerarlas un mero pasatiempo repleto de enigmas.


En “Ardores de agosto” Salvo Montalbano deberá resolver un crimen cometido seis años atrás. Un caso complicado que no sólo arruinará las vacaciones de Salvo con su amada Livia, sino que asestará tal golpe a su autoestima que hará que el otrora seguro y socarrón comisario se sienta más viejo y más vulnerable que nunca. A su alrededor, los secundarios habituales: el cumplidor Fazio, el desastroso Catarella, el gruñón doctor Pasquano, la hacendosa Adelí, el lujurioso juez Tommaseo… siempre dando el contrapunto cómico a las sórdidas investigaciones de Montalbano.

Y como siempre, tras leer la novela en un suspiro y haber gozado con cada una de sus 251 páginas, te das cuenta de que una vez más Camilleri ha obrado el prodigio de hacernos reflexionar sin apenas darnos cuenta de asuntos tan serios como las evidentes relaciones entre el mundo de los negocios, la política y la mafia; de la deplorable situación de la justicia en nuestra sociedad; del tan habitual como imparable fraude inmobiliario; de la corrupción y la doble moral en la que vivimos inmersos; de nuestra falta total y absoluta de respeto al medio ambiente; de lo difícil que es ser honesto y actuar de forma consecuente; e incluso de lo complicado que resulta aceptar que te estás haciendo viejo. Todo ello sin el menor atisbo de pedantería, de la forma más natural.


Escribió Manuel Vázquez Montalbán (en cuyo honor bautizó Camilleri a su comisario), que el estilo de este siciliano “está cargado de cultura e Historia, pero también de paciencia cultural e histórica, paciencia de isleño al que siempre le cuesta más que a cualquier peninsular llegar al centro del universo.” Y tal vez por eso, su lectura resulta tan relajada. Aunque me da que también tiene mucho que ver el hecho de que Camilleri alcanzase la fama como novelista cumplidos los setenta años, y a esa edad, según me confesó una vez José Luis de Vilallonga, uno escribe sólo para sí mismo porque ha dejado de importarle impresionar a los demás. Por eso es un placer leerle y disfrutar de la experiencia de ese viejo zorro que habita bajo la piel de Montalbano. Porque aunque todo transcurra en la pequeña (e imaginaria) Vigàta, en Sicilia, ya lo decía Sciascia: Sicilia es el mundo.




Otra novela portentosa

presentada por nuestra ardorosa

Pussy Deluxe

(caliente a temperatura ambiente)

domingo

El Micrófono Caliente de Pussy Deluxe

Neigbourhood Postcards, Anorak (2009)

Tres años separan este “Neigbourhood Postcards” del disco de debut de Anorak, ese “A Limited Time Only” con el que el trío de Rubí saltó a escena teniendo como referencia clara la electrónica nórdica y grupos como Postal Service o Paris Angels. Pasado el tiempo, Anorak han ido depurando su sonido y han ganado en personalidad. En este disco desvían su mirada de los suburbios de Manchester a la periferia barcelonesa. “Neighbourhood Postcards” se centra así en la vida en las grandes ciudades dormitorio, haciendo hincapié en la pérdida de poder adquisitivo, las dificultades de llegar a fin de mes y el desvanecimiento de los sueños. Un disco lleno de melodías pop con un punto melancólico y espacial en el que destacan las colaboraciones de Helena Miquel (Facto Delafé y las Flores Azules), Guillamino y Agnés Arán (First Aid Kit), entre otros. Además, por sólo 14 euros te regalan un segundo CD con 7 remezclas.

Otra muestra de musical sordera
por parte de nuestra reportera

Pussy Deluxe
(¿mandeee?)

jueves

El Micrófono Caliente de Lord Velasco

Nuevo single de Patrick Wolf: "Vulture"


Como adelanto del próximo disco de Patrick Wolf ya se puede ver el descacharrante vídeo que acompaña al single “Vulture”. Me consta que la canción ha dejado un poco cariacontecidos a los fanáticos del autor de “Lycanthropy” y “Wind in the wires”, por inesperada. Hablo de los típicos fans inmovilistas a los que no les gusta que sus ídolos se aparten del camino trazado y ya gozado (por poner dos ejemplos sacados del cine: los fans de Lynch que tuercen el gesto ante “Una historia verdadera” o los admiradores de Cronenberg que añoran los tiempos de la Nueva Carne). Pero la canción, medio gótica medio glam, tiene su gracia. Otra cosa es la imagen con la que Wolf ha regresado y que tanto está dando que hablar porque ora se le ve embutido en un puñado de trapillos sado que ora parece una druida mamarracha y decadente. Por lo visto, la canción (y ya veremos si el disco entero, que finalmente se llamará “The bachelor”) bebe de las experiencias que tuvo Wolf en su gira americana de “The magic position”. No será la única sorpresa que nos depare este disco, cuya publicación en el Reino Unido está prevista para el próximo 1 de junio. ¡Estaremos atentos!.





Otro artista en racha

vestido de mamarracha

que nos presenta

Lord Velasco

(absolutamente natural)