sábado

El Rincón del Cinéfilo Caliente

Mi nombre es Harvey Milk (Gus Van Sant, 2008) / Australia (Baz Luhrmann, 2008 )



Resulta curioso que dos directores a priori tan “modernos” como Gus Van Sant y Baz Luhrmann hayan optado por utilizar un estilo narrativo más convencional en sus últimas películas. Si películas como “Elephant” y “Moulin Rouge” no son aptas para todos los paladares, tanto “Mi nombre es Harvey Milk” como “Australia” nacen con la voluntad de agradar a amplios sectores del público, aunque su resultado es bastante dispar.

En el lado positivo de la balanza se encuentra Gus Van Sant, que una vez más ha sabido demostrar que antepone la historia al formato, y no se le caen los anillos de ‘autor de culto’ si en aras del didactismo rueda la historia de Harvey Milk -el primer político estadounidense abiertamente homosexual-, según los parámetros de un biopic tradicional. Pero ojo, tradicional sí, pero de los de gama alta, no de esos soporíferos mamotretos tipo “Una mente maravillosa” que acostumbran a colarnos bajo la etiqueta de “biografía de calidad”. Van Sant se centra en los últimos ocho años de vida de Milk, en concreto aquellos que abarcan el periplo político de este activista pro derechos civiles de la comunidad gay, que consiguió ser elegido concejal en el Ayuntamiento de San Francisco en 1978. La destreza de Van Sant como director se demuestra tanto en su habilidad para evitar caer en la simple hagiografía, como en su capacidad para hacer comprensible e interesante el complicado entramado político. También hay que reconocerle el haber sabido afinar el descomunal talento de su actor protagonista, haciendo que Sean Penn, en un papel tan goloso como delicado, se contenga y ofrezca una de las mejores interpretaciones de su vida. Por todo ello, el visionado de “Mi nombre es Harvey Milk” es altamente recomendable. Aunque sólo sea para rendir nuestro personal tributo a un señor que fue capaz de jugarse la vida por conseguir avanzar en unos derechos civiles que aún hoy, muchos se empeñan en recortar.
En las antípodas de lo anterior, literalmente, se encuentra el último trabajo de Baz Luhrmann, “Australia”. 165 minutos a mayor gloria de un monumento llamado Hugh Jackman. Que si de lo que se trataba era de recoger firmas para que nombren a este hombre Patrimonio de la Humanidad, pues yo firmo la primera. Pero si la intención, como he leído por ahí, era rodar “un clásico al estilo de ‘Lo que el viento se llevó’ del siglo XXI”, es obvio que el actor, además de calentar las plateas de medio mundo a golpe de testosterona, ha conseguido fundirle las meninges al director. Lo único clásico que tiene “Australia” es su nada velada intención de emular aquella “Memorias de África” de Sydney Pollack, a cuya elegancia no se acerca ni de lejos. A las pruebas me remito: si todo el mundo recuerda el vuelo en avioneta de Redford y Streep sobre la sabana africana, la secuencia más comentada de “Australia” es un zoom sobre los aceitados pectorales de Jackman.

Se puede medir fácilmente la distancia que media entre “Australia” y “Memorias de África” a través de sus protagonistas. Porque, aunque el personaje de Jackman, Drover, está claramente inspirado en el Dennis Finch-Hatton que inmortalizó Robert Redford, acaba pareciéndose al Rick O’Connell que Brendan Fraser interpretó en “La momia”, aquel machote yanqui que iba cascando cabezas y disparando su revólver cargándose cualquier resto arqueológico que encontrase a su paso. Aunque, claro está, en aquella, la ostentación viril funcionaba como parodia, y en esta, que pretende ser un drama romántico, deviene casposa y risible. Pese a todo, tengo que decir que Jackman defiende su personaje con bastante más dignidad que su compañera de reparto, la otrora estupenda Nicole Kidman. Y es que la actriz, incapaz de la más mínima expresión facial, consecuencia según las malas lenguas de sus excesos con el bótox, compone un personaje tan esperpéntico como insoportable durante la primera mitad del film. Si a ello añadimos un guión repleto de topicazos, un malo más plano que el encefalograma de Bush y unos aborígenes de opereta para dar color, obtenemos una peli con más azúcar que un empacho de polvorones e igual de indigesta. Y pese a su excesivo metraje, “Australia” consigue no aburrir al espectador, contiene momentos de trazo grueso (la presentación de los personajes, los zooms y los ralentís gratuitos, una edulcorada voz en off infantil...) que deberían sonrojar a un director y guionista que no es novato.



Otra crítica brillante y delirante
escrita por
Pussy Deluxe
(Totalmente desatada)

8 comentarios:

Hugo dijo...

Je je, y Hugh Jackman al principio sale gayer total! Seguro que le hubiera gustado a Harvey Milk...

Anónimo dijo...

También le hubiera gustado ese Sawyer descamisado durante buena parte del inicio de la 5ª Temp de Lost!!!!

Hugo, ayer empecé en serio con 24. Me tragué seguidos los primeros 4 capítulos ¡Por Dior, qué taquicardia! ¿Es siempre así?

Anónimo dijo...

Qué risas con "Australia", sobre todo por los suspiros que daba la yaya que tenía al lado, babeando cual adolescente caliente ante el fornido Hugh.
De carcajada la actuación que perpetra la Kidman, pasadísima y totalmente risible.
De risa también el 'homenaje' que le hace el amigo Baz con ese ralentí tan bien descrito por Pussy. En ese momento, la vecina de butaca casi se queda taquicárdica, se le aturullaban las palabras en la boca cuando intentaba comentar el lúbrico plano que deboraban sus ojos lascivos... Lo mejor de la peli, sin duda, tener una vecina menopáusica al borde del colapso hormonal.
Sensacional Pussy, como siempre, aunque la comparación de Australia y La Momia la veo pillada por los pelillos del sobaco...

Anónimo dijo...

No sé si será cierto, pero el otro día me contaban que la Kidman ha pedido perdón a los aborígenes australianos ¡POR LA INTERPRETACION QUE HACE!. No me molestaré en descubrirla, porque lo cierto es que esta película no me atrae nada. Todo lo contrario que "Milk"

Anónimo dijo...

Queridérrima Pussy, el otro día un servidor y el siempre destortado Lord Velasco pagamos la módica cantida de 6.50 euracos por cabeza para ver "Milk" lo que te predispone a que no te guste o que al menos pases un buen rato criticando todo aquello que pasa delante de tus ojos.
Y es verdad que "Milk" no pasará a la historia del cine pero al menos se trata de una película correcta, que dado el panorama ya es más de lo que ofrece la mayoría. Para mí es una película bien hecha y bien interpretada y punto. Pero si queréis disfrutar de verdad y emocionaros hasta tener que estallar en lagrimas con una película que trate sobre la discriminación de las minorías y su lucha para conseguir su lugar en el mundo os recomiendo que reviséis "X-Men2" (y además sale Hugh, qué más queréis)

Anónimo dijo...

Y además sale con patillas de Lobezno, que ya es lo más.
Por cierto, que he oído por ahí que el gran Hugh se pasará por el stand de Lord Velasco este Sant Jordi para ayudarle a firmar libros, ¿se sabe algo más?

Anónimo dijo...

sí, que vendrá rasurado.

Anónimo dijo...

Iremos rasurados los dos. También quiero fichar a Belén Esteban, la princesa del pueblo. Y juntos, los tres, seremos imbatibles y haremos de mi caseta el coño de la Bernarda.

En cuanto a "Milk", a mi me entusiasmó más que al hombre de las gafas. De hecho, me parece una película estupendérrima, por emocionante y por necesaria.