"LAS HORAS DEL VERANO" (Olivier Assayas, 2008) 
Hay una cierta tendencia del cine francés que es el opuesto exacto de una cierta tendencia del cine americano: en el primero parece no pasar nada cuando en realidad se ven y, sobre todo, se dicen auténticas barbaridades. Pero la puesta en escena parece tan sencilla y liviana que acaba siendo transparente. En muchas películas americanas, en cambio, los relatos parecen más complejos de lo que en realidad son. De hecho, la mayoría se resumirían en los tópicos "chico conoce chica" y "chico bueno acaba con el chico malo (para, precisamente, quedarse con la chica)". Lo que ocurre es que esos tópicos se tratan con tal barroquismo que acaban pareciendo complejos. Y, sin embargo, preferimos el cine americano: yo creo que el secreto está en que en él se ven cosas mientras que en otros tipos de cine las cosas se dicen. El cine, después de todo, es una cuestión de imagen. 
Me viene todo esto a la cabeza por el comentario que me dijo la entrañable taquillera de un cine al que suelo ir. "¿Qué tal la película?", le pregunté. "Oh, ya sabes: es cine francés" –me respondió- "En realidad, no pasa nada en toda la película" –añadió-. "Bueno", pensé al verla, "si contar la historia de una madre que deja en herencia a sus tres hijos una casa cargada con el peso del pasado y si analizar la posible relación de esa mujer con sus hijos y, especialmente, el desarraigo que sienten ellos es que no sucede nada, pues sí: será que en "Las horas del verano" no sucede nada". 
"Las horas del verano" es la última película de Olivier Assayas, prestigioso realizador y ex crítico de la revista Cahiers. Se trata de una bonita metáfora, realizada con pulso brillante, sobre la decadencia de Francia, uno de los temas más candentes del país vecino. Los actores son excelentes, en especial una Juliette Binoche que nunca me había convencido y que aquí lo consigue plenamente, así como la fotografía y el guión del propio Assayas. Francamente: propuestas como las de Assayas son las que ponen a prueba cualquier tipo de decadencia. Se trata de un film a ver, y no solo a oír, más que interesante.
Hay una cierta tendencia del cine francés que es el opuesto exacto de una cierta tendencia del cine americano: en el primero parece no pasar nada cuando en realidad se ven y, sobre todo, se dicen auténticas barbaridades. Pero la puesta en escena parece tan sencilla y liviana que acaba siendo transparente. En muchas películas americanas, en cambio, los relatos parecen más complejos de lo que en realidad son. De hecho, la mayoría se resumirían en los tópicos "chico conoce chica" y "chico bueno acaba con el chico malo (para, precisamente, quedarse con la chica)". Lo que ocurre es que esos tópicos se tratan con tal barroquismo que acaban pareciendo complejos. Y, sin embargo, preferimos el cine americano: yo creo que el secreto está en que en él se ven cosas mientras que en otros tipos de cine las cosas se dicen. El cine, después de todo, es una cuestión de imagen. Me viene todo esto a la cabeza por el comentario que me dijo la entrañable taquillera de un cine al que suelo ir. "¿Qué tal la película?", le pregunté. "Oh, ya sabes: es cine francés" –me respondió- "En realidad, no pasa nada en toda la película" –añadió-. "Bueno", pensé al verla, "si contar la historia de una madre que deja en herencia a sus tres hijos una casa cargada con el peso del pasado y si analizar la posible relación de esa mujer con sus hijos y, especialmente, el desarraigo que sienten ellos es que no sucede nada, pues sí: será que en "Las horas del verano" no sucede nada". "Las horas del verano" es la última película de Olivier Assayas, prestigioso realizador y ex crítico de la revista Cahiers. Se trata de una bonita metáfora, realizada con pulso brillante, sobre la decadencia de Francia, uno de los temas más candentes del país vecino. Los actores son excelentes, en especial una Juliette Binoche que nunca me había convencido y que aquí lo consigue plenamente, así como la fotografía y el guión del propio Assayas. Francamente: propuestas como las de Assayas son las que ponen a prueba cualquier tipo de decadencia. Se trata de un film a ver, y no solo a oír, más que interesante.Otra película francesa
que a todos interesa
comentada por
Lord Velasco
(filósofo a nuestro pesar)
4 comentarios:
A mí la peli me gustó. Pero reconozco que ni de lejos vi el rollo este de la decandencia francesa ni catalana. Pero eso es lo bueno de ir al cine con Lord Velasco que ves dos películas: la que ves y la que te cuenta. Es como ir con la adolescente caliente pero con más filosofía.
No tengo yo rollo ni nada...
A mi también me gustó la peli. Creo que hicimos buena elección, en contra de los comentarios del taquillero, la palomitera y el chico de los rollos, que estuvieron a punto de convencernos para ver la peli que ponían en la sala de al lado "Un gran día para ellas"!!!
* por cierto, seguimos teniendo pendiente Gomorra, pero todavía no está en "la cartelera metropolera"
* para estas fiestas: Salud! Paz! Felicidad! y CINE!!! (se aceptan sugerencias...)
Qué bueno fue el momento Neus!!!!. Yo cada día estoy más anganchado al Metropol: es el cine más familiar que conozco.
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