miércoles

El Rincón del Cinéfilo Caliente

Gran Torino (Clint Eastwood, 2008)
por Pussy Deluxe
El testamento del héroe

“Aquí los hombres resuelven los problemas por sí mismos”, sentenciaba Tom Doniphon acariciando su revólver en ‘El hombre que mató a Liberty Valance’, y el eco de sus palabras resuena en el Walt Kowalski, el protagonista de ‘Gran Torino’. Un mecánico jubilado, veterano de la guerra de Corea, que tras enterrar a su esposa pasa los días sentado en el porche de su casa apurando una cerveza tras otra, viendo cómo su mundo va desapareciendo, y cuyo único objetivo en la vida parece ser mantener el fuerte, cual último mohicano, en un vecindario degradado y ocupado mayoritariamente por inmigrantes asiáticos a los que ni entiende ni respeta.
El problema de Kowalski es que Clint Eastwood ha decidido situarlo fuera del universo mítico del western y del thriller urbano contemporáneo. Por tanto, ese hombre dispuesto a hacer frente a las agresiones rifle en mano, antaño icono fundacional del espíritu americano, deviene en la América actual una imagen tan anacrónica como ese Ford Gran Torino del 72 que da título a la película y que, como el protagonista, es casi una pieza de museo. Los que tan sólo quieran pasar un rato entretenido en el cine disfrutarán viendo cómo se las arregla esta especie de Harry ‘El Sucio’ septuagenario con los pandilleros de hoy en día. Pero no os dejéis engañar por la aparente sencillez de la historia ni por su descuidada realización (fue rodada en tan sólo 32 días y con un presupuesto reducido), porque Eastwood, al igual que el maestro John Ford, posee la capacidad de explicar las cosas más complejas de la forma más sencilla. ‘Gran Torino’ es una pequeña joya que reflexiona sobre cosas tan complejas como la vida y la muerte, el paso del tiempo, la culpa, los prejuicios raciales, la responsabilidad individual y colectiva, y sobre una forma de hacer las cosas que durante más de un siglo ha sustentado el imaginario americano pero que no sirve para enfrentarse al presente. El hecho de que sea precisamente Eastwood, que durante más de cuatro décadas ha representado ante la cámara ese arquetipo, quien lo finiquite, convierte a ‘Gran Torino’ en una emocionante y melancólica reflexión sobre la ausencia de futuro del típico héroe americano. Como Doniphon, Kowalski se sacrifica para que aquellos que aprecia puedan tener una oportunidad en la vida y para que dicha expiación favorezca el progreso de la sociedad. Como la muerte del forajido Liberty Valance propiciaba el triunfo del abogado Ransom Stoddard y transformaba el salvaje Shinbone en una próspera ciudad cimentada en la creencia de que “La educación es la base de la ley y el orden”. Esa es la lección que Kowalski enseña al joven Thao e indirectamente a todos los que durante años hemos disfrutado con los personajes interpretados por Eastwood que seguían su propia ley y se tomaban la justicia por su mano. Y aunque me entristece pensar que este pueda ser el último trabajo como actor de Clint Eastwood, tengo que reconocer que el hombre se va por la puerta grande y habiéndolo dejado todo dicho con una elocuencia y una sencillez encomiables. Pero eso no evita que se me haga un nudo en la garganta al escuchar cómo la voz del propio actor, unida a la de Jamie Cullum, pone música a la última secuencia de ‘Gran Torino’. Y en ese momento deseo fervientemente que ese Dios en el que no creo le conserve la salud al Sr. Eastwood para que podamos seguir disfrutando de su cine durante muchos años y le haga un sitio a este Walt Kowalski junto a los Doniphon, Ethan Edwards, Shane, Predicador y tantos otros que también se quedaron sin un lugar en el mundo. Para que juntos puedan tomarse unas copas y renegar de un pasado que les convirtió en esos seres malditos que todos los cinéfilos veneramos.

6 comentarios:

Anónimo dijo...

Pussy querida, hazte televendedora ya. Porque, hija mia, tal y como pones "Gran Torino" es casi un pecado perdérselo. Así que tendré que ir a verla porque ya he agotado mi cupo de pecados para este año.
Ahora, que lo mismo que te una cosa te digo otra: que como la peli no me guste vuelvo aquí y te despellejo viva como a las de la gala de los Oscars. El jueves tendrás mi veredicto.

Anónimo dijo...

Temidísimo Hombre de las Gafas, en vista de que ningún ricachón aburrido se decide a patrocinarnos no descarto dedicarme a las televentas, la peluquería canina o al sexo telefónico, que no está la cosa como para hacerle ascos a nada.
Si te apetece, para ir entrenando tu lengua viperina podemos ir despellejando los modelitos de los asistentes a la fiesta vintage de este lunes, ¿te apuntarás?

Anónimo dijo...

Estupendo artículo!. Tengo muchísimas ganas de verla; espero encontrar en ella una de las joyas de la corona de Eastwood. Además, estoy super a favor de las pelis que parecen modestas y engañosamente pequeñas. "Gran Torino" apunta a grandeza.

Anónimo dijo...

Es que Pussy te contagia las ganas pa tó... Qué grande (y mayorcete) que está Clint, pero lo ficharía pa mi-nuestro pueblo, que está lleno de chusma...
Gran Tonino

Anónimo dijo...

Pues a mi que no me llama na de na, esta pelicula. Vi el trailer, y el tema me parece tan manido que aunque eastwood le de dos vueltas de tuerca y lo haga algo interesante, me tira patrás... En fin, lo mismo me pierdo un peliculón.

Anónimo dijo...

Pussyyyyy! Qué gran película! Si señor. Hacía muchos meses que no salía del cine con la sensación que tuve ayer de haber visto una película realmente buena. Poco puedo decir de ella que no hayas dicho ya en tu artículo. Porque también se me hizo el nudo en garganta (no me lié a llorar porque tenía al Juanmi a mi lado y no le quería dar la peli) y reí y sufrí y me emocioné y volví a reir y fue un espectáculo maravilloso que desde ya encabeza mi lista de lo mejor del 2009.